.
Sea hospitalaria nuestra
inteligencia y enseñémosla a gozarse cuando a nuestra puerta llama un
extraño,un desconocido,una idea o emoción con que no contábamos.Obra sobre
nuestro espíritu un terrible poder de inercia,el cual nos induce a contentarnos
con el trozo de vida que nos es habitual.A poco que nos descuidemos,esa
propensión estadiza y morosa creará en nosotros la firme convicción de no haber
más realidad que la presente ante nuestros ojos.De nada,como de esta
inclinación,debe desconfiar quien aspire a hacer de sí mismo un delicado
instrumento de humanidad.
J.Ortga y Gasset
No hay comentarios:
Publicar un comentario