sábado, 12 de noviembre de 2011

Gallegos muy modernos

LOS GALLEGOS que salían en el nuevo programa de la Televisión de Galicia(Galegos no mundo) eran absolutamente modernos. Me alegró verlo, porque eso quiere decir que ya no insistimos en la imagen de la emigración dura, por más que lo fuera, sino que buscamos otros cosmopolitismos. Hacer un programa dedicado a los gallegos trabajando en el extranjero es algo que no debería dar mucho problema: lo hemos hecho históricamente y ahí seguimos. Pero la filosofía de este espacio es otra.Es, claro, la filosofía de los muchos programas del ramo dedicados a repasar una ciudad de la mano de nuevos profesionales, de gente que se mueve por amor, o por amor al arte. De gente que se mueve por aventura, por curiosidad, o por casualidad.También por trabajo, aunque no siempre. No se trata de mostrar la herida del viaje que desgajó un día la rama del tronco, porque no quedó más remedio, sino que es más bien una celebración del mestizaje. La celebración de lo internacional y lo cosmopolita, el placer de estar ahí, en otro lugar del mundo, cerca o lejos, ejerciendo de gallegos, pero también de locales. Porque el secreto, casi siempre, está en ejercer de seres humanos. No es que los personajes presentados, que saludan con alegría y jovialidad, no tengan problemas. Pero no es Galegos no mundo un programa para describir el lado más crudo de la Historia. Al contrario, parece beber de la intrahistoria y de la felicidad súbita. Confieso que me gusta mirar dentro de todos esos personajes que no tienen la más mínima necesidad de apurar el cáliz de la fama.Otros lo beben como champán y sufren mucho cuando una cámara no les apunta,aunque no cuenten más que trivialidades. Aquí, en cambio, hay pura vida. Quizás por eso estos formatos están siempre llenos de dinamismo. Transmiten optimismo.Seguimos en todas partes, pero ya somos muy modernos.


JOSÉ MIGUEL GIRÁLDEZ

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